domingo, 4 de agosto de 2013

Canada!

Bienvenidos a Canada!! Después de más de dos meses en este inmenso país, queríamos contarles algunas de las historias y compartir con ustedes las emociones de este último tramo…

Piove pepe!!!
Vancouver es una ciudad con parques verdes, con puentes, playas y con un clima similar al de las ciudades de la costa que veníamos conociendo, todo se mueve al ritmo de la lluvia!   Dicen que siempre que llovió paró, pero en este caso vuelve a arrancar inevitablemente y pensar en un paseo sin que tu ropa se humedezca es casi de otros mundos! Por lo que nuestro paraguas guatemalteco salió de algún recoveco del Mañoso, se abrió y se mezcló entre tantos otros que adornaban la ciudad.

 Nada se podia hacer en esa playa!!
Pequeños rastros de la lluvia





 Esta fue la prohibición más extraña que encontramos! Y si que habia para elegir!
La moda en paraguas.

Renne y Evan fueron nuestra compañía en la ciudad, mates, pizza, dulce de leche! Nada faltó en ese encuentro.
 Ellos se preparaban para su viaje a México y nosotros después de unos días empezamos a buscar nuevos rumbos.

Y como nuestros bolsillos urgían abastecerse para continuar rodando, manejamos unos 400km al este hacia el Valle de Okanagan… parecía ser prometedor.
El valle nos sorprendió con su clima calido. Y nuestros ya olvidados trajes de baño volvieron a aparecer!

Las expectativas económicas fueron bajando, según los primeros comentarios lograríamos hacer un salto extraordinario, cosa nunca vista, algo de otro mundo... pero la verdad de la milanesa fue otra, y para lograr una buena diferencia tenías que mover las manos como antes nunca. 

Para nosotros una cereza de ahora en adelante tendrá un sabor diferente. El color reluciente y su textura suave nos transportara a este tiempo de vida, al reloj sonando a las 3, 4 o 5 de la mañana, las linternas de noche incandilando las ramas, buscando esas bolitas de color vino, las manos sucias al final de la jornada, a los ansiosos recreos donde un mate o un poco de agua renovaba las energías, a las historias de los jóvenes que llegaban allí cada año, las escaleras, las sumas y restas que hacíamos, traduciendo cada día en futuros kilómetros… 

Al valle llegaron también Luli, Ema en la Fiori y Clari, Joaco en la Westi. Argentinos, haciendo el mismo recorrido,que por ser el mismo nunca es igual. Hacía ya mucho tiempo que no compartíamos nuestros días con paisanos, lo necesitábamos...
Compartir las sensaciones, los aprendizajes y seguir, seguir soñando con esta cercana Alaska y con el regreso a “casa” (como le gusta decir a Ema)… a Argentina.

En Osoyoos una pareja de argentinos nos invitó a su casa donde pudimos saborear tradicionales sabores y comer hasta que la panza dijo; no más! Gracias Amalia y Alfredo por brindarnos su amor en esas exquisitas comidas caseras, gracias por compartir con nosotros!

El grupo se fue agrandando poco a poco, Vicenzo de Italia, Fran y María de Argentina, con las mismas expectativas que nosotros. Cada cual un personaje particular. 
Quedará en el recuerdo las carcajadas de esas noches cuando el despiadado despertador cortaba el mejor de los sueños y una silenciosa lucha interna cobraba vida, que hago acá? Quien me manda!? Creo que este es el último día! Hasta que finalmente la puerta de nuestras rodantes casitas se abría y cada cuerpo se asomaba despacito, listos para que un mate haga el milagro de despabilarnos.
Después de casi un mes compartido la despedida dejó nostalgia, como cada despedida. El camino nos espera y el verano no puede abandonarnos en éste último tramo.
 Vicenzo, Fran y María; esperamos que nuestras aventureras vidas se vuelvan a cruzar. Buen viaje compañeros de noches de desvelo y de innumerables charlas, gracias por su linda amistad!

Ahora de nuevo sobre ruedas, vamos llenandonos de paisajes canadienses…

Los salmones nacen en los ríos, migran al mar y despues de uno o dos años vuelven al agua dulce a desovar. Allí dan inicio a un nuevo ciclo y luego mueren. Ademas del espectaculo que fue ver los ríos con salmones nadando contracorriente, la llegada de los osos a pescar era sin dudas palabra mayor! pasamos largas horas esperandolos. Por suerte el último día un oso negro dejó que nos llevemos ésta postal...

 Glaciares en British Columbia.
 Cruzamos muchos osos en el camino, pero esta mamá con sus dos cachorritos  fue lo mejor!
 Los salmones no demoraron en llegar a la mesa de los viajeros...
Y aca estamos... Luci, Ema, Clari, Joaquin, Guille y Juli, festejando el cumple de Luli, Lulita... la Luchi!

 La ruta nos fue asombrando con montañas llenas de pinos verdes, ríos, lagos... kilometros y kiometros donde la naturaleza fue nuestra única compania. Este lago fue el elegido por sus colores que lograron transportaron a los mares caribeños. Ninguno dudo un segundo en frenar, darse un chapuzón y preparar el almuerzo.


 Estamos en Yucon! el último territorio de Canadá. Pasitos quedan para llegar a Alaska!! Lleguemos juntos!


Un abrazo para todos!  Alaska se ve cerquita en el mapa, se siente, se percibe, se sueña…