Creer o no creer, estábamos en
Alaska. Cada tanto era necesario mirarse, cerrar los ojos y dimensionar la
magnitud de lo sucedido, - Alaska Juli! Alaska!!! Hace dos años y medio veníamos
pensando en ese destino final y ahí estábamos, en ese infinito lugar del mundo.
Con las otras dos
parejas rodantes, para cruzar la frontera decidimos separarnos, algunos sentímos
que era necesario llegar solos y que fluya lo que tenga que fluir ante ese
codiciado y famoso cartel que tantas veces, viendo fotos de otros viajeros, habíamos
añorado.
Veníamos diciendo
que Alaska, si bien era el destino final, no era la meta verdadera, todos coincidíamos
en eso, las metas se logran por dentro en búsquedas que encuentran propios
sentidos. Pero a horas de cruzar la frontera la emoción era enorme, esos últimos
kilómetros parecían ser los que cerraban un ciclo y los que nos abrían paso a
otros sueños. Llegar de alguna manera significaba empezar a volver...
Lo cierto es que íbamos
con el Mañoso que sin quejarse seguía sincronizando cada una de sus irrompibles
piezas, hacia la última frontera.
La mente en búsqueda
de más conciencia trataba de elevar nuestra mirada, y como cuando con un solo clic
logras vistas satelitales del mundo, de la misma manera volábamos hasta estar
tan alto que lográbamos vernos andando en el pequeño y gran Mañoso en lejanas
latitudes nunca imaginadas...
Para nuestra
sorpresa el famoso cartel estaba antes de la aduana. así que después de llorar,
saltar, sacarnos fotos en todas las direcciones y repetirlas una y otra vez...
llegó la frontera y sus trámites.
La luz de avance se puso verde y allá
fuimos nosotros. Frenamos en la casillita del no muy simpático oficial y más
que confiados le entregamos nuestros pasaportes italianos. Siempre usamos el
argentino, salvo para la entrada a EEUU y Canadá, para evitar los tramites de
visa. El oficial miro el pasaporte y después de dar algunas vueltas de página,
dijo; ustedes ya usaron los tres meses de visa que les da el gobierno de
EEUU...
La emoción se transformó
en incertidumbre! El señor nos explicaba que no podía darnos otros tres meses y
a nosotros, no nos daba el básico vocabulario de inglés que tenemos, para
decirle que hacía dos años y medio viajábamos por toda América y de su decisión
dependía que llegáramos o no al destino final.
Finalmente como
quien le hace un gran favor a alguien, el oficial se acercó con nuestros
pasaportes, embarduno de tinta el sello y nos dió los últimos 3 meses en el país,
los cuales debíamos usar para recorrer Alaska, regresar a Canadá, cruzar todo
EEUU y estar en México, todo antes del 5 de noviembre.
Costó, pero
dejamos la presión del tiempo atrás y entramos por fin a tierras alasqueñas!
Nuestra cara de felicidad y los cachetes llenos son prueba clara que el almuerzo nos calló del cielo!
El sheriff tambien llego por su hamburguesa!
En Tok se nos acercó Charline, intrigada por tantas banderas en el auto y nos hizo una invitación a su casa.
Guille feliz por la invitación insistió a todos para que cambiemos los planes y vallamos a la casa. Era una linda opotunidad para conocer más sobre los pueblos originarios de esta zona.
Cuando llegamos ella estaba trabajando en el ahumado del salmon. Aprovechando las últimas semanas de temporada de pesca.
Esta es la "smoking house", alli Charline se encargaba de tener siempre un fueguito a medias encendido para que generara humo y asi el salmon adquiria ese sabor particular!
Ayudamos a Charline a envasar los salmones, esa noche dormimos en el patio de la casa. Al otro día seguimos viaje, con mermeladas caseras salmón en escabeche y los cotizados trozos de salmón ahumado.
Primero manejamos a Fairbanks, una ciudad con historias de inviernos oscuros y temperaturas que decienden hasta 40 grados bajo cero... Es una de las zonas más frias de Alaska. Debido a los largos meses de oscuro invierno, muchos sufren "el mal de la cabaña"; lo cual es una reacción de aislamiento de una persona o un grupo en un espacio pequeño sin nada para hacer en periodos prolongados... no sonaba muy alentador! Por suerte y como unica posibilidad nosotros llegamos en verano! asi que podiamos difrutar de un día con calidas temperaturas, el cual duraba hasta "las 12 de la noche"!
Siguiendo las indicaciones que nos llevaban a un lugar donde acampar, terminamos los seis estacionados en una pista de aterrizaje, sin posibilidad de emprender vuelo nuestras maquinas se fueron por el mismo angosto camino que llegaron... a seguir con la busqueda...
Las chicas nos quedamos acampando, mientras
los hombres realizaban una larga caminata de 30 km hasta encontrarse el
"magic bus". Lo nuestro no fue tan osado, salvo por la adrenalina que
nos dio la búsqueda de agua en un lago. De dicha odisea no hay registros...
porque era tan grande la sensación de que en cualquier momento un oso podía
aparecer, que solo pensábamos en sobrevivir!!! Una de nosotras llevaba un
paraguas (otra de las técnicas que dicen funciona ante la presencia de un oso)
y era la encargada de moverlo en todas direcciones, otra, cuando llegamos al
lago, se tiró al piso para alcanzar el agua,
la tercera sostenía sus piernas mientras poco a poco se llenaban los
bidones de agua... recién cuando llegamos al campamento de nuevo estallaron las
risas...
La parte masculina empezó la caminata como a las 7 de la mañana, por suerte el frio empezo a disminuir con el paso de las horas. Cruzamos dos rios y algunos arroyos, caminabamos sin olvidar gritar de tanto en tanto
-Oso! ositoooo!!! segun algunos experimentados hablar es la mejor forma de evitar su acercamiento...
Llegamos despues de nueve horas de caminata.
El bus tenia muchos recuerdos, carteles, bolsas de dormir, aislantes, comida deshidratada, botiquin de primeros auxilios, kit de pesca, ropa, zapatillas... hasta un mate encontramos!
Ahi dormimos, con chifletes que entraban de todos lados.
hora de dormir!!!
Despues de la aventura, seguimos hacia el Parque Nacional Denali.
Joaco y Clari conocieron a un señor que trabajaba como chofer del bus que te lleva 190 km recorriendo el parque. El ticket costaba 50 dolares. El señor, que conocio por los westimaniacos las historias de nuestros viajes, nos dejó viajar a los seis rodantes, gratis!!
Prioridad para los peatones! pase nomas!
En el paseo pudimos ver osos, moose y un paisaje que empezaba a vestirse de otoño.
A unos 60 km de Anchorage el Mañoso empezó
a fallar... se aceleraba, se paraba, no arrancaba. Manejamos hasta la siguiente
ciudad con un ruido que hacía sentir que el auto estaba perdiendo parte de sus
entrañas... Al otro día Guille le dió unos golpes al motor de arranque. -Proba
Juli... y en el primer intento ARRANCO!!! no solo arrancó sino que dejo de hacer ese
desagradable ruido... sí que sos mañoso Mañoso!
Guille revisa la instalacion de los electroventiladores y Joaco aguantandose la lluvia hace de asistente.
El auto seguia con algunos temitas de carburación. En el estacionamiento de un supermercado, vimos a este señor, que tenía traje de mecánico. Le contamos lo que estaba pasando, intentando que nos dé una mano... se acercó con mucha predisposición de ayudar, nos pidió una pinza, movió unos alambres, cortó por acá, largó por allá y listo. Guille lo prendió y parecía sonar mucho mejor. Después de algunos minutos de charla, el señor nos cuenta que no tiene trabajo y que hacia un rato había pasado por una iglesia donde siempre lo ayudaban mucho... y le habían regalado ese mameluco de mecánico!!!!! -usted no es mecánico? -No, claro que no. Nos dijo el hombre.
El día ya habia mejorado! el auto ya no tenia ningun ruido, habia parado de llover por unos minutos y aparecieron dos personajes; Cindy y Brad, que viendo las placas de Argentina no dudaron en acercarse. Ellos desde Arizona estaban haciendo un viaje en su hermosa casa rodante.
Al otro día era el cumpleaños de Brad. Festejamos todos juntos otra vez!
Dejamos la lluviosa ciudad de Anchorage para conocer la peninsula de Kenai.
Seward es un pueblito pesquero, muy turistico y pintoresco. Acampamos frente al mar calmo. Apreciando mas que nunca los días de sol, despues de tanta lluvia. Esa noche festejamos con una fogata, un vinito, una rica cena compartida y largas charlas hasta la madrugada!
Otros gigantes "acampaban" junto a nosotros!
El puerto y los pescadores llegando con sus presas.
En Seward nos reencontramos con Caro y Victor "Upa Chalupa!" una pareja de chilenos que desde Canada empezaron un viaje hacia Chile, en su camioneta. "La Piscola" a la que han adaptado para que utilice aceite reciclado como combustible.
Kenny, quien habia recibido a los chilenos primero, cuando conoció la demas patrulla, nos invitó a todos a su casa! Caro y Victor hicieron una riquisima cena!
Días de pesca y caminatas:
Mientras Guille pescaba, apareció esta simpatica nutria marina.
Nos encontramos con estas "mountain sheep" (obejas de montaña) que muy panchas descanzaban a la orilla del sendero.
Y al fin llegamos al final del recorrido!
valió la pena el esfuerzo!
Este fue nuestro lugar esa noche, el cause seco de un rio.
La Piscola, la Fiori, la Westi y El Mañoso!
La fogata va tomando color!
A Victor le quedaban energías todavía despues de la caminata!
Al siguiente día nos despedimos de Caro y Victor. Nosotros volviamos a Anchorage.
La ciudad nos recibió con lluvias otra vez! pero el mismo día que llegamos conocimos a Tai, quien nos invitó a una cabañita que tenia desocupada. Y siempre la ofrecia a viajeros que conocia. El y su esposa habian viajado por mucho tiempo y era su forma de agradecer todo lo que habian recibido de la gente en su tiempo de aventureros... Tai se fue a trabajar a otro pueblo, al otro dia de conocerlo, nos dejó en su cabaña, con sus cosas... su lugar! y asi seguira por siempre esta cadena de favores y amistades ocacionales que te brindan todo su apoyo, Gracias Tai!
Difrutamos mucho esa calida cabaña, pizas, mates, comidas comunitarias, pelis! necesitabamos estar adentro de un hogar y este fue perfecto.
Aprovechamos para quedarnos unos dias descansando y conociendo la ciudad.
Llegaba el cumple de Juli. Estábamos
cerca de McCarthy un pueblito que nos habian recomendado. Para llegar
hicimos un gran esfuerzo, bueno los autos más que nada! porque los últimos
100km fueron de ripio y era puro taca taca taca con un serrucho que hacía sonar
y aflojar aun más todo lo que estaba un poco suelto! Después de algunas
frenadas por calentadas del Mañoso, al que le empezaba a funcionar un solo
electroventilador, el camino llegó a su fin, literalmente… ahí terminaba y
seguía un acceso peatonal hacia otro pueblo.
Era la nada misma! Quizás fue el día,
los nervios, la ansiedad, la lluvia, el frio... un no sé qué... pero decidimos
pegar la vuelta y buscar otro lugar donde festejar el cumple. Mc Carthy quedó atrás.
Para mejorar el ánimo teníamos todo pensado... pizas, vinito y una rica torta
de postre!
Y asi se fue terminando el recorrido por Alaska. Días intensos principalmente por lo que significaba haber llegado a ese destino... destino final? de ninguna manera! ahora empezamos felices la vuelta a casa.
Nos despedimos, imaginando los caminos que aun quedan por andar...
ahora VIAJAMOS HACIA EL SUR de América